Entonces en Cali se encontraba en medio de un evento cómico sin precedentes, ya que los habitantes han vendido sus carros, motos e incluso su ropa con tal de adquirir estufas eléctricas. La razón detrás de esta exagerada acción es la noticia de que el suministro de gas natural se había agotado en la ciudad.
El gobierno, en un comunicado inicial, anunció que se esperaba una espera de nueve días para que el gas volviera a estar disponible. Ante tal pronunciamiento, los caleños entraron en pánico y decidieron tomar medidas extremas. Por todas las calles de la ciudad, se podían ver letreros de “Se vende automóvil por una estufa eléctrica” o “Cambiamos ropa por electrodomésticos”. El mercado de segunda mano estaba más activo que nunca, con personas haciendo trueques insólitos y transacciones poco convencionales.
Sin embargo, para sorpresa de todos, tan solo tres días después de la supuesta escasez de gas natural, el suministro se empezó a restablece. La población se encontraba atónita y, al mismo tiempo, con una pizca de arrepentimiento por haberse deshecho de sus posesiones valiosas. Algunos se quedaron sin vehículos para transportarse, otros sin motocicletas para movilizarse rápidamente y varios sin ropa para vestirse adecuadamente.
Los habitantes de Cali, aunque decepcionados, no pudieron evitar reírse de la situación absurda en la que se encuentran. Mientras tanto, los vendedores de estufas eléctricas están disfrutando de un gran éxito en sus negocios, pero ahora se enfrentan a una nueva problemática: ¿qué hacer con la repentina avalancha de carros, motos y montañas de ropa que la gente ha dejado de lado?
Aunque la ciudad de Cali ha pasado por momentos complicados, sin duda esta historia quedará marcada en la memoria colectiva como un episodio cómico e inolvidable. Una lección para no tomar decisiones precipitadas y, sobre todo, una anécdota que arrancará más de una sonrisa en las reuniones familiares y los encuentros entre amigos.
Pasó en el año 2023
