La caleña que secaba su ropa detrás de la nevera y un día encontró un tesoro escondido

En el año 1994 en el barrio el Guabal de Cali, vivía un mujer de nombre Sofía que era muy querida por sus vecinos y con una forma bastante peculiar de vivir, siempre tenía una forma única de hacer las cosas como por ejemplo secar la ropa detrás de la nevera.

Un día, mientras Sofía secaba su ropa, notó que había una pequeña puerta detrás de la nevera. Decidió abrirla y encontró un camino secreto que la llevó a una cueva llena de tesoros. No podía creer lo que estaba viendo, pero rápidamente recordó las historias de duendes y hadas que le contaban de niña y se dio cuenta de que había encontrado un lugar mágico.

Mientras exploraba la cueva, Sofía encontró una pequeña mesa con empanadas recién horneadas y una nota que decía: “Gracias por visitarnos, disfrute de nuestra hospitalidad”. Sofía se sintió abrumada por la generosidad de los duendes y decidió compartir su alegría con sus amigos y familiares.

Sofía seguía visitando regularmente la cueva detrás de la nevera, donde había encontrado tesoros y había hecho amistad con los duendes. Un día, al llegar a la cueva, los duendes le dijeron que habían preparado una sorpresa para ella, pero para obtenerla debía superar un desafío.

Los duendes le explicaron que habían escondido una llave mágica en algún lugar de la cueva y que debía encontrarla para desbloquear una puerta que conducía a la sorpresa. La llave estaba protegida por un hechizo, y la única forma de desbloquearlo era respondiendo a una serie de acertijos.

Sofía aceptó el desafío y comenzó a buscar la llave en la cueva. Los acertijos eran complicados y requerían mucha concentración y astucia para ser resueltos. Mientras tanto, los duendes la observaban con atención, y Sofía podía sentir la presión que ejercían sobre ella para que lo hiciera bien.

Después de varias horas de búsqueda y resolución de acertijos, Sofía encontró la llave mágica. La insertó en la cerradura de la puerta y con un suave clic, la puerta se abrió. Pero para su sorpresa, lo que encontró detrás de la puerta no era un tesoro, sino una nota de los duendes que decía: “La verdadera sorpresa es que el desafío nunca termina”.

Sofía se sintió un poco frustrada al principio, pero luego entendió el mensaje de los duendes: la verdadera sorpresa era que siempre habría nuevos desafíos que enfrentar, nuevos acertijos que resolver y nuevos tesoros que descubrir.

Así fue como Sofía se convirtió en la protectora de la cueva detrás de la nevera, aceptando los desafíos que los duendes le planteaban y disfrutando de la magia y la emoción que traían consigo. Y aunque la historia no termina aquí, Sofía sabía que siempre habría algo más por descubrir en el mundo mágico de los duendes.

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