Hay que soñar con que todo es posible, es cuestión de perseverancia, disciplina, muchos deseos de lograr salir adelante y ponerle mucha fe a todo lo que hagas, muchas personas se ven frustradas porque en el primero intento de emprendimiento al más mínimo tropiezo piensan que no será posible y dejan tirado lo que podría ser el futuro de su vida.
Miles de negocios se iniciaron así, de la nada, con algo hasta impensado como el Gabriel Alejandro Rodríguez Sandova, un jovén de Bogotá pero que vive en Barranquilla, necesitaba ingresos para sostenerse, como todo colombiano que sufre en este país, no hallaba que hacer y recibió un sabio consejo de su abuela, le dijo que hiciera empanadas, que era lo que más se vendía.
Al principio las cosas no fueron fáciles y aunque tenía algo de ventas no era lo suficiente para sostenerse, decidió tocar puertas en colegios para vender sus productos en las horas de descanso o refrigerio para los alumnos y de 20, 19 no le abrieron, pero la única puerta que se abrió fue la que necesitaba para lograr fortalecer su negocio ya que en ese colegio aparte de comprarle sus productos le ofrecieron cursos y capacitación empresarial.
Tiempo después pudo ahorrar y montar su primer local físico y aunque todo iba bien le tocó cerrar por la pandemia, pero una vez más él no se rindió
Ofreció sus productos congelados y a domicilios con lo cual se pudo levantar nuevamente y no solo eso pudo volver a montar 3 locales más, hoy en día 60 familias depende de la empresa ‘La Garosa’ el nombre de su emprendimiento .