Hace unos meses, decidí dejar atrás mi vida en Berlín y embarcarme en una aventura que cambiaría mi destino. Mi objetivo era descubrir Colombia, un país lleno de cultura y tradiciones únicas. Después de explorar Bogotá y empaparme de su energía, escuché hablar de un lugar especial, una ciudad famosa por su rumba y su amor por la salsa: Cali.
Intrigada por lo que había escuchado, no pude resistir la tentación de viajar a Cali para descubrir de primera mano esta pasión por la música y el baile. Al llegar, fui recibida por una ciudad llena de vida y ritmo. En cada esquina se escuchaba música, y las calles estaban llenas de personas bailando con pasión.
Me dejé llevar por la música y comencé a sumergirme en el mundo de la salsa. Tomé clases con los mejores bailarines locales, ansiosa por aprender los pasos y los movimientos que hacen que la salsa caleña sea tan especial. Cada clase era un desafío, pero mi amor por el baile me impulsaba a seguir adelante.
A medida que pasaban los días, comencé a sentir cómo la salsa se convertía en parte de mi ser. El ritmo y la pasión se apoderaron de mí, y cada vez que bailaba, sentía una alegría indescriptible. La ciudad de Cali se convirtió en mi hogar y la salsa en mi lenguaje universal.
Pero mi historia no termina aquí. A medida que mejoraba en el baile, surgió en mí la idea de compartir esta maravillosa pasión con el mundo. Soñaba con abrir una escuela de salsa en mi querida Berlín, para transmitir todo lo que había aprendido en Cali.
Sé que aún tengo mucho por aprender y perfeccionar mi técnica, pero mi determinación es inquebrantable. Me enfoco en cada paso, en cada giro, con la certeza de que algún día cumpliré mi sueño de abrir mi propia academia de salsa.
Imagino un lugar lleno de música, risas y personas que, al igual que yo, encuentren en la salsa una forma de expresión y liberación. Quiero compartir la alegría que la salsa me ha dado y permitir que otros descubran el poder transformador del baile.
Mi historia en Cali es una historia de amor, un amor por la música, la cultura y la pasión. Esta ciudad me ha brindado la oportunidad de descubrir mi verdadero yo y de seguir mi corazón. Sé que mi camino no será fácil, pero estoy dispuesta a trabajar duro y hacer realidad mi sueño de enseñar salsa en Berlín.
Cali se ha convertido en mi hogar, un lugar donde encontré mi pasión y mi propósito. Y aunque sé que extrañaré esta ciudad llena de ritmo, sé que siempre llevaré la salsa en mi corazón, sin importar dónde esté. La salsa me ha dado un regalo inmenso, y ahora es mi turno de compartirlo con el mundo.
