
En la noche del 11 de junio, un altar improvisado que se había levantado frente a la Clínica Fundación Santa Fe en Bogotá —donde permanece hospitalizado el senador Miguel Uribe Turbay— quedó reducido a cenizas tras un inesperado incendio. El altar, que reunía velas, flores, mensajes de fe y apoyo, banderas y hasta rosarios, fue consumido por las llamas en cuestión de minutos.
Aunque todo apunta a que pudo haber sido un accidente causado por una vela mal apagada, muchos en redes sociales no tardaron en preguntarse si este hecho podría ser una “señal” sobre la salud del senador, que sigue en estado crítico pero estable, tras haber sido víctima de un atentado el pasado 7 de junio en el occidente de Bogotá.
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«Eso no es normal, todo tenía una energía especial… y justo pasa esto», comentó una mujer que pasaba por el lugar. Algunos aseguran que el altar se había convertido en un punto de oración constante, con personas que se acercaban todos los días a prender una vela por la recuperación de Uribe. “Parecía un santuario”, dijo otro ciudadano que solía visitar el sitio.
El personal de vigilancia del centro médico actuó de inmediato y logró apagar el fuego con extintores. Más tarde, los restos fueron recogidos por los equipos de aseo de la clínica. Hasta ahora, no hay pronunciamiento oficial sobre si fue un incidente fortuito o si hay algo más detrás del hecho.
La familia de Miguel Uribe, por su parte, no ha emitido declaraciones sobre lo ocurrido, pero se sabe que están concentrados en su recuperación. El más reciente parte médico indica que el político sigue bajo monitoreo permanente en cuidados intensivos y que ha mostrado algunas señales leves de mejoría neurológica.
Mientras tanto, el país sigue pendiente. Y ahora, con el altar reducido a cenizas, muchos no pueden evitar hacerse la pregunta: ¿simple casualidad o una advertencia del destino?