“Una señora me dejó dormir en su casa en Pance, al otro día me entero que ella había fallecido hace 2 meses”

Aunque el clima era desfavorable, la belleza natural de Pance me cautivó desde el primer momento. Era la primera vez que visitaba ese lugar, y me sentía emocionada por explorar la zona y refrescarme en el río que atravesaba el pueblo.

Después de caminar un rato, llegué a las orillas del río. El agua cristalina y el sonido relajante de las corrientes me invitaban a sumergirme en su frescura. A pesar de que estaba sola, me sentí completamente segura y me aventuré a disfrutar del río.

El tiempo pasó rápidamente mientras me deleitaba con la tranquilidad y la serenidad que ofrecía el entorno. La corriente del río acariciaba mi piel, y la suave brisa que soplaba entre los árboles me envolvía en un abrazo reconfortante. Sin duda, fue una experiencia inolvidable.

Cuando decidí regresar a la zona urbana de Cali, las nubes grises cubrieron el cielo y las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer. El clima empeoró rápidamente, convirtiéndose en una tormenta descomunal. Con las vías bloqueadas y sin ninguna opción para volver, me vi obligada a buscar refugio desesperadamente.

Fue entonces cuando divisé entre la densa vegetación una vieja y aislada casa. Parecía estar abandonada, pero la urgencia de encontrar un lugar seguro me llevó a tocar la puerta. Una señora de apariencia extraña, con ojos penetrantes y una sonrisa enigmática, me recibió amablemente y me invitó a pasar.

El interior de la casa era sombrío y decadente, con muebles antiguos y polvorientos que parecían haber sido olvidados por el tiempo. Un escalofrío recorrió mi espalda, pero mi necesidad de resguardo superaba cualquier otra preocupación. La extraña señora me ofreció algo de comida, y acepté su amabilidad con gratitud.

Durante la noche, mientras me encontraba en la oscuridad de mi habitación, los susurros inquietantes parecían provenir de las paredes. El viento aullaba de manera siniestra y el crujido de los muebles aumentaba mi incomodidad. Traté de convencerme de que solo eran efectos del clima tormentoso, pero el ambiente seguía siendo inquietante.

Al despertar al día siguiente, me levanté con la esperanza de agradecer a la señora por su hospitalidad, pero al buscarla, descubrí que la casa estaba desierta. Me invadió una sensación de confusión y temor. Salí apresuradamente de la casa y me dirigí al pueblo en busca de respuestas.

Cuando pregunté a los residentes por la dueña de la casa, sus rostros se llenaron de asombro y tristeza. Me contaron que la mujer había fallecido trágicamente hacía dos meses en un incendio que consumió por completo la propiedad. Mi corazón se aceleró, y un escalofrío

Ahora me da un poco de miedo volver a Pance y encontrarme a la señora

Perfiles sociales