El Castillo de Houska, un lugar envuelto en misterio y leyendas sobrenaturales, se alza majestuoso en un boscoso cerro solitario, rodeado por pintorescas formaciones rocosas de arenisca. En su construcción, que data de finales del siglo IX, se dice que intervino el príncipe Slavibor, quien levantó una fortificación para su hijo Housek, hermano de la venerada Santa Ludmila, dando origen así al nombre del castillo.

En su interior, los visitantes pueden admirar las bellas pinturas murales renacentistas de la Cámara Verde, entre ellas una representación de la princesa Ludmila, conocida por su supuesta capacidad extrasensorial. Se cree que fue en esta fortaleza donde la princesa pudo haber perfeccionado sus habilidades sobrenaturales.

Aunque los historiadores no han logrado determinar con certeza quién construyó este imponente castillo gótico, se presume que pudo haber sido el noble Hynek de Dubá durante la ocupación de Bohemia por las tropas de Brandenburgo en el siglo XIII. A pesar de que la propiedad de la tierra en torno a Houska era de la Corona, la ubicación del castillo en una ruta comercial importante permitió a sus guarniciones brindar protección a los comerciantes que pagaban por sus servicios.

Sin embargo, existe otra leyenda sobre el castillo de Houska, que lo describe como una puerta al infierno. Se cuenta que en un tiempo, una gran grieta en el terreno permitía el acceso a los espíritus malignos, los cuales amenazaban con invadir el reino checo. Por esta razón, se erigió el castillo, no tanto para protegerse de los enemigos externos, sino para contener la propagación del mal. En su interior, se construyó una especie de pozo, al que un prisionero condenado a cadena perpetua se ofreció a descender. A su regreso, el hombre estaba pálido y tembloroso, pero se negó a contar lo que había visto.

Así, el Castillo de Houska se mantiene como un enigma, una mezcla de historia y leyenda que sigue cautivando a quienes se aventuran en su visita

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