
Tessa Romero, una escritora y activista española, vivió algo que pocos pueden contar: estuvo clínicamente muerta durante 24 minutos. Lo que experimentó en ese tiempo dejó sin palabras a todos los que la escucharon. Según ella, no hubo oscuridad ni sufrimiento, sino una paz profunda y una sensación de conexión con algo más grande.
Tessa sufrió una extraña condición médica que la llevó a un paro cardíaco. Durante esos 24 minutos en los que no hubo signos de vida, asegura haber sentido que salía de su cuerpo y que estaba acompañada por seres de luz. No vio túneles ni películas de su vida, pero sí sintió una calma que nunca había experimentado antes.
Después de su recuperación, escribió un libro titulado «24 minutos en el otro lado: Vivir sin miedo a la muerte», donde cuenta con detalle lo que vivió. Su objetivo es ayudar a otros a perderle el miedo a la muerte y a entender que quizás no es el final, sino un paso hacia algo más.
Y no es la única. Otras personas en diferentes partes del mundo han contado historias similares. Una mujer en Estados Unidos, por ejemplo, también fue declarada muerta durante 24 minutos y dijo haber sentido una tranquilidad total, como si el estrés y el dolor del mundo desaparecieran.
Estas experiencias han generado todo tipo de reacciones: algunos las ven como pruebas de que hay vida después de la muerte, mientras que otros creen que son respuestas del cerebro en momentos extremos.
Lo cierto es que quienes regresan de esos minutos “muertos” ya no ven la vida igual. Para ellos, cada día es un regalo.