Jovita, la Reina que se bañaba en el Río Cali y no pagaba el pasaje en el bus

En el corazón de Cali, Colombia, se encuentra una figura que trasciende todos los límites de comprensión: Jovita Feijoo, la “Reina Eterna”. Nacida en 1910 en el corregimiento de Palmira, Jovita provenía de una familia pobre y luchó contra la adversidad desde temprana edad. Su amor por la música la llevó a participar en un concurso de canto en la emisora local Radio Higeronia, donde debutó con “La palmirana”. Aunque la presentación inicialmente fue recibida con burlas, el locutor, impresionado por su personalidad y carisma, la proclamó “Reina de la simpatía”, lo que marcó el comienzo de su leyenda.

Con el tiempo, Jovita se convirtió en una figura reconocida en toda la ciudad. Con su atuendo extravagante y elegante, regalado por damas acomodadas, recorría las calles de Cali, destacando la belleza femenina y desafiando las normas establecidas. Participaba en eventos públicos, encabezaba desfiles y era aclamada en los clásicos partidos de fútbol, así como en las corridas de toros. Su popularidad creció hasta el punto de ser recibida por la élite social en prestigiosos clubes.

Jovita se autoproclamó “Reina de reinas” y se convirtió en un personaje pintoresco y querido por los caleños. Incluso tuvo la oportunidad de conocer a presidentes y expresar las inquietudes de la comunidad. Su amor por la ciudad se reflejaba en su participación en actividades benéficas y obras de caridad.

En 1968, Jovita fue nominada como Reina de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad del Valle, aunque no logró ganar el título universitario. Sin embargo, fue coronada como “Reina de la simpatía” y continuó siendo un símbolo en la facultad.

A pesar de su popularidad, Jovita nunca logró tener una casa propia, una preocupación que la atormentaba constantemente. En 1970, el periodista José Pardo Llada organizó una colecta para ayudarla a conseguir una vivienda, lo que evidenció el cariño que la población sentía por su “reina”. Tristemente, Jovita falleció repentinamente debido a un infarto mientras se bañaba.

Disfrutaba de refrescantes baños en el río Cali y se subía a los autobuses sin abonar nunca el pasaje. Participaba activamente en eventos públicos, encabezando los desfiles emblemáticos de la Feria de Cali. En más de una ocasión, lanzaba besos al público desde el carro de los bomberos y tenía el honor de realizar el saque inicial en los clásicos de fútbol entre los equipos América y Deportivo Cali. Además, era ovacionada cuando ocupaba su lugar en las corridas de toros en la Plaza de Cañaveral. Su popularidad alcanzó tal nivel que era recibida en el prestigioso Club Colombia y en el exclusivo Club Campestre, donde se encontraba con lo más selecto de la sociedad caleña.

La ciudad de Cali quedó paralizada por su funeral y cientos de personas acompañaron su ataúd hasta el Cementerio Central. Jovita Feijoo, la “Reina eterna de Cali”, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de la ciudad. Su historia ha sido inmortalizada en la literatura, la pintura y la escultura, recordando su espíritu libre y su capacidad de trascender los miedos y los límites impuestos.

Jovita Feijoo se convierte así en un símbolo de libertad, transgresión y optimismo a pesar de la adversidad. Su locura creativa encarna el sentido estético, el amor por la fiesta y el hedonismo propios de la identidad caleña.

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