
Los niños que se perdieron en la exuberante selva del Guaviare, en Colombia, vivieron una increíble historia de supervivencia que ha asombrado a todos. Después de 40 días, fueron finalmente encontrados y rescatados. Pero, ¿qué hace que esta selva sea tan desafiante y peligrosa en comparación con otras?
El Guaviare alberga densas selvas vírgenes donde coexisten peligrosos animales como tigres y panteras, así como una variedad de insectos como zancudos y mosquitos. La mayoría de estos animales son nocturnos, saliendo a cazar durante la oscuridad. Es precisamente esta dinámica que convierte a esta selva en un lugar un tanto más temible que otras.
La clave de la supervivencia de estos niños indígenas radica en la educación que recibieron desde temprana edad. Sus familias les enseñaron a reconocer plantas medicinales y frutas comestibles, conocimientos esenciales para sobrevivir en un entorno tan hostil. Además de las lecciones prácticas, los niños también son instruidos en su comunidad sobre cómo actuar en situaciones peligrosas.
Desde muy pequeños, los niños indígenas contribuyen en las tareas cotidianas, como ir a la Chagra, donde aprenden a identificar plantas medicinales y a distinguir entre frutos comestibles y venenosos, evitando los últimos por razones obvias.
Asimismo, cuando nacen, los niños son objeto de rituales y rezos que los protegen. Este sentido de protección se mantiene a lo largo de su vida, ya sea en la selva o en la ciudad, siempre llevando consigo esta bendición para evitar cualquier mal. A partir de los cuatro años, se les enseña a tener precauciones en la selva, a ser cuidadosos y a evitar tocar ciertos tipos de ramas y hojas.
Según la cosmovisión de la comunidad, la selva alberga tanto espíritus benévolos como malignos. Estos últimos persiguen a las personas y, en particular, a los niños, pudiendo enfermarlos con tan solo una mirada. Por tanto, se inculca en los niños la importancia de mantenerse protegidos y de rezar antes de ingerir cualquier alimento para evitar cualquier daño.
En resumen, los niños indígenas que sobrevivieron en la selva del Guaviare demostraron su valentía y su habilidad para enfrentar los desafíos de un entorno natural tan impredecible. Gracias a los conocimientos transmitidos por sus familias y a su protección espiritual, estos jóvenes lograron superar una situación tan adversa y regresar a salvo a la civilización.